Hay pocas cosas que me produzcan más placer que descubrir algo nuevo en gastronomía, para ello he tenido que viajar en algunas ocasiones a lugares muy remotos pero la recompensa siempre es inmensa. Mis seguidores habituales ya han leído alguno de los reportajes que he posteado sobre Groenlandia,  un país que ha quedado grabado en mi interior hasta el final de mi vida, donde la naturaleza salvaje te impresiona y emociona y donde la presencia del ser humano en un vago testimonio.
En este post os quiero mostrar algunas tradiciones gastronómicas que siguen vigentes desde los tiempos de los vikingos y que aún hoy son la base alimenticia del pueblo inuit. Antes de emprender este viaje debemos desprendernos de todos los frenos culturales de occidente y comprender que este pueblo sigue fiel a muchas de sus tradiciones en un territorio hostil donde manda la naturaleza. Para comprender su vida y su alimentación debí emprender un viaje navegando en kayak en las costas de Groenlandia de casi 250 kms. 
Uno de los alimentos principales en Groenlandia es el pescado, pocos saben que bajo sus aguas se encuentra un autentico catálogo de vida marina, algunos realmente extraños y que National Geographic descubrió en un formidable reportaje. Los pescadores que tienen sus pequeñas y modestas cabañas diseminadas por territorios de pesca ponen a desecar sus capturas con el fin de conservarlas durante todo el invierno garantizando así su medio de subsistencia, el bacalao es uno de los más capturados.
La forma de preparar sus pescados y foca es diversas, desde ahumados a salazones y en todos ellos es notable la presencia de la sal, los camarones también forman parte de su dieta y aunque un poco insípidos son una indudable fuente de energía. 
Animales salvajes como la Liebre Ártica, la Foca, la Morsa, el Oso Polar, los Escorpiones, la Ballena Franca o el Narval forman parte de la alimentación de este pueblo cazador y pescador por excelencia. La prohibición y limitación de la captura de ballena y focas ha cambiado su forma de vida y hoy el pueblo Inuit se enfrenta a un cambio drastico en sus costumbres alimenticias. Durante mi viaje pude recolectar mejillones de roca, que proliferan por toda la costa, y cocinarlos al vapor, su sabor es extraordinario.
Y cuando antes anunciaba que debemos desprendernos de todos los prejuicios establecidos tuve que ser el primero en hacerlo al comer la carne de ballena, animales por los que siempre he luchado ya que su protección en imprescindible ante la amenaza constante de extinción. Su carne es excesivamente salada y nada sabrosa, personalmente prefiero que sigan surcando los mares ya que su grasa, imprescindible en el pasado, hoy ya no es necesaria, lo mismo ha ocurrido con las diferentes partes de su cuerpo antaño de gran utilidad que han sido sustituidas por otro tipo de materiales. Aderezada con especias intenta aportar un aliciente a su sabor pero solo despista momentáneamente, no es un manjar.
Ensaladas de hierbas, rúcula y flores locales acompaña a sus platos, la creencia de que Groenlandia es todo nieve y hielo impide comprender que en efecto hay flora local comestible.

En la corta primavera-verano de Groenlandia y al abrigo del frío y del hielo nace esta bella flor llamada Niviarsaq (chamaenerion latifolium) y que es la flor nacional del país. La traducción de su nombre al castellano es «joven» pero la suelen llamar «mujer joven».

Otro de los manjares en Groenlandia es la lengua de caribú  , también llamado reno, una formidable especie de venado que puede llegar a viajar más de 2.500 kms al año y que tiene una carne muy sabrosa, similar a la de todos los venados gracias a su alimentación basada en pastos y plantas de la tundra. En la actualidad empieza a ser difícil verlos y tuve que subir al punto más elevado de las montañas para ver un rebaño. Son perseguidos por helicópteros con tiradores que acaban con ellos para convertirlos en pienso para perros, una salvajada que no tiene nombre.

Uno se puede dar cuenta del gran tamaño del caribú comparando en esta fotografía su fantástica cornamenta con mi altura (1,80 m.) que solo hasta el lomo pueden llegar a una altura de 1,50 m. Dispersadas por las montañas en fácil encontrarse con estas cornamentas, y eso es debido a que el caribú es la única especie de venado que tanto en el caso de los machos como de las hembras pueden tener cornamenta.

Personalmente prefiero el sabor fresco de los pescados recién capturados y consumidos directamente en el kayak sin cocinar, los mejillones de roca mencionados anteriormente son otra de las delicias de Groenlandia. Espero que este no sea mi último viaje al «fin del mundo» a ese bello país que es Groenlandia y que también espero me siga sorprendiendo con su Gastronomía Insólita.

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