Hace unas semanas, un grupo selecto de Master of Wine (MW), Master Sommelier (MS) y un servidor tuvimos la oportunidad de visitar una de las últimas DOP en España: Cebreros.

Viñedo de Gavilanes

DOP Ceberos está situada al sur de la provincia de Avila y cubre 36 municipios, de los cuales solo 11 bodegas (por el momento) están inscritas en esta nueva DOP que se estableció en el 2017, por lo que en cuanto a legislación y reglamentación es una DOP bastante joven, pero en cuestión de producción vinícola su historia es extraordinariamente extensa, ya que uno de los primeros documentos encontrados fue un manuscrito datado en 1275 del Obispo de Avila, para arrendar unos viñedos de la zona.

Terrenos muy montañosos, de gran altitud y con vides muy viejas son las características que sobresalen de esta pequeña denominación. El 56% de sus viñedos tiene entre 60 y 90 años, y la parcela más alta se encuentra en el municipio de Navatalgordo a 1.200 metros de altitud.

La diversidad de sus sub-zonas, la finura de sus vinos y los viñedos de bajo rendimiento son algunas de las singularidades que tanto Sarah Jane Evans MW,  Fernando Mora MW, Piort Pietras MS y yo mismo, destacamos como un potencial irreversible.

 

Viñedo Alto de la Estrella, Bodegas Sotomanrique

La Garnacha (tinta) y la variedad blanca Albillo Real son las únicas variedades principales en la elaboración de DOP Cebreros, y eso fue lo que catamos en estos tres días intensos y apasionantes.

¿Cómo son sus vinos…?

Comenzamos con una variedad autóctona con la que ninguno de nosotros estábamos familiarizados: el Albillo Real, es aromática y abierta con notas tropicales como el mango, piña y plátano, toques de flores blancas y de salinidad. En boca es amplia y casi golosa, con características de crème brûlée, lácteos y un toque muy placentero de pimienta blanca y jengibre, el cual me recordó a unas características similares a la Viognier del Valle del Ródano en Francia.

La Garnacha de DOP Cebreros fue la gran sorpresa para todos nosotros, ya que como catadores profesionales la asociamos a vinos con cuerpo, notas de frutas sobremaduradas, alto contenido en alcohol, taninos moderados y una acidez media/baja, como por ejemplo aquellas procedentes de Gigondas (Francia), Barossa Valley (Australia) o Paso Robles (USA).

Pero esa percepción cambió en el momento en que catamos el cuarto y quinto productor de la zona,

ya que nos encontramos Garnachas muy aromáticas con toques frescos de fresa y cereza, así como aromas de violetas y pétalos de rosas. En boca eran finas con sabores de monte bajo y romero, terminando con una mineralidad asombrosa de canto rodado, roca partida, granito…!

A medida que ascendíamos en altitud, todas estas cualidades se iban acentuando aún más, incluso un catador tan experimentado como Piort Pietras MS, casi susurrándome al oído me dijo “Que Garnacha más fina!… Y cómo dices que se llama este productor?”

La DOP Cebreros no obliga a los productores a categorizar los cuvées por su tiempo en madera (por fin!) pero la mayoría de ellos o no la contemplan, o utilizan barricas usadas de más de 225 litros, Demi-Muid (barriles de 600 litros) o incluso Foudre (barriles con capacidad de entre 1000 y 1500 litros)

Viñedo de Burgohondo

Es digno de admiración el que una pequeña región vinícola de tan solo 410 hectáreas haya sabido reinventarse de una manera tan veloz, teniendo en cuenta que en los años 80 casi toda su producción se destinaba para vino a granel.

El solo hecho de que al segundo día de nuestra visita la directora técnica Marta Burgos nos deleitara con una hora de masterclass detallada sobre historia, terruño, climas y viñedos de la DOP Cebreros, demuestra que el camino tomado es claro y conciso:

“Queremos que el vino se haga en el viñedo” y como remarcaba Sarah Jane Evans MW después de la presentación “Wow….. incluso en las DO con más experiencia, no siempre puedes encontrar este tipo de masterclass tan completa y precisa,  well done!”

Sin duda, la percepción de estos días en la zona, es que hay un trabajo en común de todos los productores detrás, comenzando por sus iniciadores Rafael Mancebo y Daniel Ramos, a los que poco a poco pequeños viticultores se han ido sumando a este proyecto.  Pero esa percepción se debe  materializar y solidificar con un trabajo en común que solo ellos pueden sacar adelante exitosamente con unión, persistencia y dedicación.

Esta tarea que se debería realizar, por el bien de todos, para desarrollar los vinos y la marca de DOP Cebreros es algo que solo esta en sus manos. Calidad hay, potencial sin duda. Los limites se los pondrán ellos, si quieren.

Un reportaje del sumiller Agustín Trapero.